Son criaturas diminutas, con una altura que ronda los 3 pies y una apariencia física reptiliana. Por sus similitudes, los kobolds creen que son los descendientes de los dragones, destinados a gobernar la tierra.
Características[]
Aunque no suponen una gran amenaza para el resto de razas, hay que destacar que tienen unas mandíbulas poderosas para criaturas de su tamaño y garras en sus manos y pies.
Curiosamente, sus facies suelen ser inexpresivas, aunque lo compensan mostrando sus emociones con el agitar de sus colas.
La Compañía y el hijo del legendario Kobold[]
En una de sus primeras aventuras, la compañía se encontró con dos kobolds rebuscando entre los restos de lo que parecía un carromato saqueado un hombre herido. Kogorth e Icaronn no dudaron en lanzarse hacia ellos y destrozarlos.
Cuando uno de ellos se rindió, les aseguró que no tenía nada que ver con ese incidente. La misión que les había llevado tan lejos de su aldea era la de buscar al descendiente del héroe del pueblo kobold. Aquel que, como su predecesor, tenía el poder para encerrar al demonio Zorith que asolaba sus tierras en un arcón mágico. No obstante, del destacamento que partió, solo quedaban ellos dos. Ya que sus valientes soldados perecieron ante unas comadrejas gigantes.
Al reanimar a su otro compañero kobold, la Compañía decide colaborar y aquellos, a cooperar. Según sus documentos, buscan a un joven Kobold del tamaño de un niño humano. Se sabe que fue secuestrado por mercaderes. En su ausencia, el demonio se descontroló y escapó del arcón. No obstante no supondría una amenaza hasta los 3 siguientes días. Raspit es de la nobleza kobold y Shupo el guardián del arcón.
La Compañía decide viajar hasta Honra de Rosquilla, y para obtener información decide comprar unas máscaras y participar en la celebración de La ligadera (fiesta local promovida por el alcalde para facilitar la búsqueda de pareja a su poca agraciada hija)
Las informaciones apuntaban a que podrían encontrarlo en el circo. Al asistir, lo identifican entre otras especies en el museo de los horrores. Al anochecer, la Compañía confía a Thralduil la misión de infiltrarse en el circo. Tras sortear a los guardias y entrar en el circo con éxito, no consigue encontrar la llave para liberar al Kobold. Mientras buscaba, escuchó sonidos cercanos. Al inspeccionar, se trataba de un humanoide sin esqueleto que le hablaba en otro lengua. Thralduil, imaginando que podría ser de utilidad, le liberó. Pero el monstruo se abalanzó inmediatamente sobre él y le atacó, dejándolo herido. Los guardias escucharon los ruidos y le apresaron.
A la mañana siguiente, al notar la ausencia de Thralduil, la Compañía fue al circo. Elladora consiguió disponer la liberación de Thralduil y el kobold, y hasta cierta fianza compensatoria. Con este objetivo logrado, ya solo restaba encontrar al demonio antes de que se agotara el tiempo.
A su vuelta a la posada, sufren una emboscada a manos de dos hombres rata y un grupo de 20 ratas grandes.
Al día siguiente deciden buscar en 2 de los 3 puntos claves en los que se han escuchado rumores:
- El río, donde encuentran al humanoide sin huesos, con el que acuerdan entregarle a Horacio. La Compañía consigue engañar a Horacio para que vaya por su cuenta a la emboscada. De él obtienen el carruaje, su caballo y dinero. Al esconder el carruaje y dejar atado el caballo, Thralduil lo hace también que enlaza el alma del caballo al lugar, en la que perdurará por toda la eternidad hasta que regrese a por él.
- El hospicio, que resulta ser una emboscada de las ratas. Tras vencerlas, logran llegar a la habitación en la que se encuentra el demonio y sus diablillos secuaces. Thralduil consigue hacer una heroica pirueta, atrapando con el arcón al demonio minutos antes de que recuperara sus poderes.